domingo, 25 de julio de 2010

Según La enciclopedia de las cosas que nunca existieron, un vampiro es un “espectro no-muerto que bebe sangre humana”. El vampirismo se transmite por medio de la mordida de un vampiro ya existente y sus síntomas son fácilmente reconocibles: “El cadáver de un vampiro, aunque tenga siglos, presentará el aspecto de una persona saludable… desarrollará incisivos largos y afilados, orejas puntiagudas, pelos en la palma de las manos y mal aliento”.

A decir verdad, esta imagen no es muy atractiva y no me sorprende que en las versiones más recientes de la leyenda, los vampiros se parecen más a un modelo de Abercrombie and Fitch, que a Béla Lugosi.



La Saga de Crepúsculo

Es imposible ignorar las novelas de Stephenie Meyer, cuya visión romanticona del vampirismo ha cautivado a hordas de chicas adolescentes alrededor del mundo. En su universo, los vampiros son seres hermosos que tienen la posibilidad de abstenerse de la sangre humana y alimentarse de animales menos apetitosos, pero igual de nutritivos. Los miembros del clan Cullen funcionan como familia y los más “jóvenes” incluso asisten a la escuela pero, ¿cuántas veces en una eternidad puede uno cursar cuarto de preparatoria? Dejando esos detalles atrás, lo que más me llama la atención de estos vampiros es que ¡no tienen ningún problema con salir al sol! No se queman, ni se derriten, ni se evaporan… sencillamente brillan cual accesorio de Paris Hilton. Yo aún no le encuentro el atractivo a esta saga, (prefiero que mis seres de ultratumba sean menos sensibles), pero estoy segura que hay muchos fanáticos de Crepúsculo dispuestos a defenderla a capa y espada. Aquí tienen la oportunidad: ¿por qué les gusta Crepúsculo?

Las novelas de Anne Rice

Antes de que Meyer popularizara una versión abstemia y moralina de los vampiros, las almas torturadas se deleitaban con el mundo creado por Anne Rice. Para darles una breve reseña de su universo, le pedí ayuda a Aline, miembro del equipo de Meme y una experta en el tema desde su pubertad. Ella escribió esto: “Los vampiros de Anne Rice tienen varias características únicas de su creadora; a diferencia de Drácula y otros muertos vivientes, las armas clásicas como el ajo, los crucifijos, las estacas de madera y la plata no pueden dañarlos. Duermen durante el día, ya que el amanecer los transforma en cadáveres. El ataúd es opcional, pero muchos, especialmente los más jóvenes, eligen dormir en ellos – o en mausoleos – para protegerse del sol. Los más jóvenes pueden morir al ser expuestos al sol o fuego, pero el daño que puede causar disminuye con el tiempo. Para los más viejos, el sol es a veces doloroso, pero sólo los deja con un leve bronceado. Tampoco es fácil matarlos, ya que para evitar que revivan como seres deformes o creaturas escabrosas hay que cortarles la cabeza, quemarlos y esparcir las cenizas. La sangre es necesaria pero la frecuencia con la que deben tomarla cambia de un vampiro a otro. Los “hijos de los milenios” pueden pasar mucho tiempo sin probar sangre humana – o animal, que no es tan nutritiva – mientras que un vampiro nuevo debe beber todas las noches para mantenerse fuerte. Aunque son seres poderosos, ninguno de ellos se puede transformar en lobo, murciélago, nutria o cualquier otro animal. A diferencia de los Cullen y el resto de los vampiros en el universo de Stephanie Meyer, los vampiros de Anne Rice comparten una serie de poderes vampíricos: son veloces, poseen fuerza sobrehumana y pueden leer la mente de humanos y otros vampiros más jóvenes. La edad o beber sangre vieja – que es más cercana a la del primer vampiro, la reina Akasha – puede traer otras habilidades como volar, poderes telequinéticos y la capacidad de quemar objetos y a otros vampiros con la mente. Por si fuera poco son seres agraciados, bellos y capaces de imitar a cualquier actividad humana a la perfección después de observarla. Físicamente, ninguno brilla en la luz del sol, pero todos mantienen esa belleza etérea que es común en casi todos los vampiros modernos. Sus ojos son más luminosos, sus uñas parecen de cristal y el tiempo aclara y suaviza su piel cómo prometen las cremas más milagrosas. Sus cuerpos se mantienen exactamente igual que en el momento en el que “murieron”, así que los cortes de pelo, manicuras, depilaciones y cicatrices desaparecerán mientras duermen.” Una de las historias más populares de Anne Rice es “Entrevista con el vampiro” (en cuya película se reunieron a todos los sex symbols de los noventa); así que se me quedé pensando, si tuvieran la oportunidad, ¿qué le preguntarían a un vampiro?

True Blood

Basada en la saga de novelas The Southern Vampire Mysteries de Charlaine Harris, True Blood está situada en un mundo en el que los japoneses han inventado un sustituto para la sangre humana y los vampiros, por fin, pueden “salir del ataúd” e integrarse al resto de la sociedad. Como suele suceder cuando un grupo marginado lucha por sus derechos (especialmente en el sur de Estados Unidos) no faltan la discriminación, la violencia y las historias de amor imposible. Pero la serie no sólo es atractiva por su ácida dosis de crítica social, sino por sus personajes entrañables: cualquiera soñaría con una mejor amiga como Sookie Stackhouse, o con un amante como Bill Compton. Son atractivos, deliciosamente imperfectos y tan sensuales que nunca les recomendaría ver la serie con sus padres. En fin, dejando las alabanzas a un lado, los vampiros de True Blood tienen algunas de las características antes mencionadas: la luz del sol les sienta fatal y necesitan sangre humana, o sustituto de la misma, para sobrevivir. Su reflejo se puede ver en los espejos y el ajo no les provoca más asco que a cualquiera de nosotros, sin embargo, la plata sí es el único material que los detiene y una estaca de madera al corazón es mortal. Es importante tomar en cuenta, además, que los vampiros no pueden entrar a una casa privada sin ser invitados a pasar. Salvo por esas pequeñas debilidades, los vampiros de True Blood son seres inmortales, sedientos de sangre y con fuerza sobrehumana. Es decir, son peligrosos, entonces ¿por qué creen que hay tantas historias de amor entre vampiros y humanos?

El hilo conductor

Ya sean los cadáveres santurrones de Stephenie Meyer, los seres míticos de Anne Rice o los bombones con acento sureño de True Blood, todos tienen algo en común: un tierno corazoncito. Condenados a una eternidad entre las sombras y despojados de todo lo que alguna vez los hizo humanos, los vampiros deambulan entre la vida y la muerte pero, en ocasiones, no pueden evitar enamorarse.

Estos son sólo tres ejemplos de una leyenda que se ha contado, escrito, adaptado y revisitado en innumerables ocasiones, así que (con la esperanza de que ustedes sí mencionen Drácula de Bram Stoker) les pregunto, ¿qué otras historias de vampiros conocen y cuáles recomiendan?

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